¿Por qué te cuesta tanto descansar?
La respuesta está en tu sistema nervioso
¿Te pasa que por más cansada que estés, te cuesta desconectar?
¿Que tu cuerpo pide parar pero tu mente sigue en modo “hacer, hacer, hacer”?
¿Que incluso cuando tienes tiempo para ti… no logras relajarte de verdad?
No estás sola. Y tampoco es que estés «mal».
La explicación no es falta de fuerza de voluntad, ni “manías”, ni debilidad.
La razón está en tu sistema nervioso.
Y entenderlo puede cambiar por completo tu relación con el descanso, contigo misma y con tu día a día.
¿Qué es el sistema nervioso autónomo y qué tiene que ver contigo?
Tu sistema nervioso autónomo (SNA) es como un regulador interno que decide si estás en modo acción (supervivencia) o en modo descanso (seguridad).
Opera automáticamente, sin que lo controles de forma consciente. Y responde a lo que percibe como amenaza o como seguridad.
Sus dos ramas principales son:
-
Sistema simpático: activa tu cuerpo para actuar. Es el que se enciende cuando estás en alerta, con prisa, preocupada o multitarea.
-
Sistema parasimpático: te permite descansar, digerir, conectar, regenerarte. Es el que se necesita para dormir bien, disfrutar, estar presente.
El problema aparece cuando, por hábitos, traumas no resueltos, estrés crónico o autoexigencia constante, nuestro sistema simpático se queda “encendido” todo el tiempo.
Y ahí es donde aparece ese cansancio que no se va…
Esa sensación de estar agotada pero incapaz de parar.
Vivir en “modo alerta”: más común de lo que imaginas
Muchas mujeres viven atrapadas en una hiperactivación constante.
Y no porque quieran. Sino porque su sistema nervioso se acostumbró a sobrevivir así.
Esto puede verse así:
-
Necesidad constante de estar ocupada.
-
Dificultad para relajarte sin culpa.
-
Problemas para dormir o descansar realmente.
-
Sensación de que “si no haces nada, algo va a ir mal”.
-
Mente acelerada incluso cuando el cuerpo está quieto.
-
Incapacidad para decir “no” sin sentir ansiedad o culpa.
¿Te suena familiar?
Entonces… ¿qué puedes hacer?
Primero: no necesitas “relajarte” a la fuerza.
Eso solo añade más presión a tu cuerpo.
El verdadero descanso comienza por crear seguridad interna, y eso se logra poco a poco, trabajando con el cuerpo, la respiración, el movimiento y la autocompasión.
Aquí te dejo algunas claves que usamos en los procesos que acompaño:
1. Dale un lugar a tu cuerpo
La mente no siempre sabe cómo parar. El cuerpo, sí.
A través de prácticas suaves como el movimiento consciente o la respiración rítmica, puedes enviarle señales de calma a tu sistema nervioso.
2. Empieza con pequeños momentos de pausa
No necesitas una hora para meditar. Basta con 2 o 3 minutos de conexión real contigo. A lo largo del día. Y con intención.
3. Observa tu diálogo interno
¿Te sientes culpable por descansar? ¿Sientes que “no estás haciendo nada útil”?
Esa voz crítica mantiene tu sistema nervioso en alerta.
Aquí es donde entra el trabajo con la autocompasión: hablarte como hablarías a una amiga que amas.
4. Crea entornos seguros
No puedes descansar si tu entorno es hostil (externo o interno). Rodearte de relaciones, espacios y prácticas que te hagan sentir contenida y respetada es esencial.
El descanso no se fuerza. Se permite.
Y para permitirlo, primero necesitas sentirte segura en ti misma.
Ese es el corazón del trabajo que hago con mujeres como tú. Mujeres que han sostenido demasiado, durante demasiado tiempo.
Mujeres que están listas para empezar a vivir desde otro lugar: más suave, más presente, más verdadero.
¿Te gustaría empezar este camino de regulación y descanso real?
👉 Escríbeme y vemos juntas qué necesitas.
No necesitas hacerlo sola.
Estoy aquí para acompañarte.
Con cariño,
Noemí
¿Por qué te cuesta tanto descansar?
La respuesta está en tu sistema nervioso
¿Te pasa que por más cansada que estés, te cuesta desconectar?
¿Que tu cuerpo pide parar pero tu mente sigue en modo “hacer, hacer, hacer”?
¿Que incluso cuando tienes tiempo para ti… no logras relajarte de verdad?
No estás sola. Y tampoco es que estés «mal».
La explicación no es falta de fuerza de voluntad, ni “manías”, ni debilidad.
La razón está en tu sistema nervioso.
Y entenderlo puede cambiar por completo tu relación con el descanso, contigo misma y con tu día a día.
¿Qué es el sistema nervioso autónomo y qué tiene que ver contigo?
Tu sistema nervioso autónomo (SNA) es como un regulador interno que decide si estás en modo acción (supervivencia) o en modo descanso (seguridad).
Opera automáticamente, sin que lo controles de forma consciente. Y responde a lo que percibe como amenaza o como seguridad.
Sus dos ramas principales son:
-
Sistema simpático: activa tu cuerpo para actuar. Es el que se enciende cuando estás en alerta, con prisa, preocupada o multitarea.
-
Sistema parasimpático: te permite descansar, digerir, conectar, regenerarte. Es el que se necesita para dormir bien, disfrutar, estar presente.
El problema aparece cuando, por hábitos, traumas no resueltos, estrés crónico o autoexigencia constante, nuestro sistema simpático se queda “encendido” todo el tiempo.
Y ahí es donde aparece ese cansancio que no se va…
Esa sensación de estar agotada pero incapaz de parar.
Vivir en “modo alerta”: más común de lo que imaginas
Muchas mujeres viven atrapadas en una hiperactivación constante.
Y no porque quieran. Sino porque su sistema nervioso se acostumbró a sobrevivir así.
Esto puede verse así:
-
Necesidad constante de estar ocupada.
-
Dificultad para relajarte sin culpa.
-
Problemas para dormir o descansar realmente.
-
Sensación de que “si no haces nada, algo va a ir mal”.
-
Mente acelerada incluso cuando el cuerpo está quieto.
-
Incapacidad para decir “no” sin sentir ansiedad o culpa.
¿Te suena familiar?
Entonces… ¿qué puedes hacer?
Primero: no necesitas “relajarte” a la fuerza.
Eso solo añade más presión a tu cuerpo.
El verdadero descanso comienza por crear seguridad interna, y eso se logra poco a poco, trabajando con el cuerpo, la respiración, el movimiento y la autocompasión.
Aquí te dejo algunas claves que usamos en los procesos que acompaño:
1. Dale un lugar a tu cuerpo
La mente no siempre sabe cómo parar. El cuerpo, sí.
A través de prácticas suaves como el movimiento consciente o la respiración rítmica, puedes enviarle señales de calma a tu sistema nervioso.
2. Empieza con pequeños momentos de pausa
No necesitas una hora para meditar. Basta con 2 o 3 minutos de conexión real contigo. A lo largo del día. Y con intención.
3. Observa tu diálogo interno
¿Te sientes culpable por descansar? ¿Sientes que “no estás haciendo nada útil”?
Esa voz crítica mantiene tu sistema nervioso en alerta.
Aquí es donde entra el trabajo con la autocompasión: hablarte como hablarías a una amiga que amas.
4. Crea entornos seguros
No puedes descansar si tu entorno es hostil (externo o interno). Rodearte de relaciones, espacios y prácticas que te hagan sentir contenida y respetada es esencial.
El descanso no se fuerza. Se permite.
Y para permitirlo, primero necesitas sentirte segura en ti misma.
Ese es el corazón del trabajo que hago con mujeres como tú. Mujeres que han sostenido demasiado, durante demasiado tiempo.
Mujeres que están listas para empezar a vivir desde otro lugar: más suave, más presente, más verdadero.
¿Te gustaría empezar este camino de regulación y descanso real?
👉 Escríbeme y vemos juntas qué necesitas.
No necesitas hacerlo sola.
Estoy aquí para acompañarte.
Con cariño,
Noemí