Madres al borde: Cómo regularte sin perderte en la crianza

“Quiero hacerlo bien. Pero me estoy perdiendo.”
“Estoy agotada. Me siento culpable por no disfrutarlo como debería.”
“Todo me irrita y luego me siento mal por estallar…”

Si eres madre y te reconoces en alguna de estas frases, respira.
No estás sola. Y no es que estés fallando.
Estás criando en modo supervivencia, y tu cuerpo lo sabe.

En este artículo quiero hablarte con toda la honestidad y el cuidado que mereces:
👉 de cómo la crianza puede desbordar tu sistema nervioso,
👉 y de cómo puedes empezar a regularte sin exigirte más, sino tratándote mejor.


¿Por qué criar agota tanto?

Porque la crianza no solo demanda tu tiempo, tu energía y tu atención.
Demanda tu regulación emocional constante.

Tu hijo o hija necesita de ti algo que quizás tú misma no recibiste de niña:
un entorno seguro, amoroso, estable.

Y si además tienes una historia de autoexigencia, trauma, abandono emocional o simplemente llevas años sin atenderte…
Es normal que ahora sientas que no puedes más.

No porque no ames. No porque no quieras.
Sino porque tu sistema nervioso está sobrepasado.


¿Qué es eso del sistema nervioso y qué tiene que ver con la maternidad?

Tu sistema nervioso es quien regula tu estado emocional.
Cuando estás calmada y conectada, estás en modo presencia y vínculo.
Cuando estás desbordada, entras en modo lucha, huida o congelamiento.

Y esto no se elige con la mente. Se activa desde el cuerpo.
Por eso a veces reaccionas con gritos, desconexión o llanto… aunque no quieras.
Y luego llega la culpa. El juicio. Y el círculo se repite.


¿Cómo puedes empezar a regularte?

Aquí no se trata de hacerlo perfecto.
Se trata de crear un poquito más de espacio para ti dentro del caos cotidiano.

1. Escucha tu cuerpo, no solo tus pensamientos

Tu cuerpo te avisa antes de que explotes: tensión, respiración entrecortada, mandíbula apretada, aceleración…
Observar esas señales te permite pausar antes de reaccionar.

2. Respira antes de responder

Una respiración profunda, lenta, sostenida, puede ayudarte a bajar la intensidad de un momento tenso y volver a ti.

3. Permítete sentir sin juzgarte

Estás cansada, frustrada, sensible… no eres mala madre por eso.
Eres humana. Y mereces sostén también.

4. Cultiva microespacios de autocuidado

No necesitas una hora de yoga. A veces basta con 3 minutos a solas, una taza de té sin interrupciones, o moverte un poco con conciencia.

5. Practica autocompasión activamente

Háblate como hablarías a una amiga que lo está dando todo.
No te juzgues por no estar bien todo el tiempo.
No viniste a sacrificarte. Viniste a vincularte.


¿Y si tu mayor regalo como madre no es hacerlo perfecto, sino mostrarte humana?

Cuando tú te regulas, tus hijos lo sienten.
Cuando tú te cuidas, aprenden a cuidarse.
Cuando tú te hablas con compasión, ellos también aprenden a tratarse bien.

Criar desde la autoexigencia te rompe.
Criar desde la regulación y el amor propio… te transforma. A ti, y a ellos.


Te acompaño si necesitas un espacio para ti

Si estás al borde, si sientes que te estás olvidando de ti para intentar sostenerlo todo… este trabajo es para ti.

Acompaño a madres como tú a:

🌱 Regular su sistema nervioso
🌱 Reconectar con su cuerpo
🌱 Practicar autocompasión sin culpa
🌱 Recuperar su espacio interno

👉 Puedes empezar con una sesión individual o unirte a mi programa grupal con otras mujeres que también están transitando este camino.

Tu bienestar no es un lujo.
Es la base de una crianza consciente, amorosa y real.

Con cariño,
Noemí

Madres al borde: Cómo regularte sin perderte en la crianza

“Quiero hacerlo bien. Pero me estoy perdiendo.”
“Estoy agotada. Me siento culpable por no disfrutarlo como debería.”
“Todo me irrita y luego me siento mal por estallar…”

Si eres madre y te reconoces en alguna de estas frases, respira.
No estás sola. Y no es que estés fallando.
Estás criando en modo supervivencia, y tu cuerpo lo sabe.

En este artículo quiero hablarte con toda la honestidad y el cuidado que mereces:
👉 de cómo la crianza puede desbordar tu sistema nervioso,
👉 y de cómo puedes empezar a regularte sin exigirte más, sino tratándote mejor.


¿Por qué criar agota tanto?

Porque la crianza no solo demanda tu tiempo, tu energía y tu atención.
Demanda tu regulación emocional constante.

Tu hijo o hija necesita de ti algo que quizás tú misma no recibiste de niña:
un entorno seguro, amoroso, estable.

Y si además tienes una historia de autoexigencia, trauma, abandono emocional o simplemente llevas años sin atenderte…
Es normal que ahora sientas que no puedes más.

No porque no ames. No porque no quieras.
Sino porque tu sistema nervioso está sobrepasado.


¿Qué es eso del sistema nervioso y qué tiene que ver con la maternidad?

Tu sistema nervioso es quien regula tu estado emocional.
Cuando estás calmada y conectada, estás en modo presencia y vínculo.
Cuando estás desbordada, entras en modo lucha, huida o congelamiento.

Y esto no se elige con la mente. Se activa desde el cuerpo.
Por eso a veces reaccionas con gritos, desconexión o llanto… aunque no quieras.
Y luego llega la culpa. El juicio. Y el círculo se repite.


¿Cómo puedes empezar a regularte?

Aquí no se trata de hacerlo perfecto.
Se trata de crear un poquito más de espacio para ti dentro del caos cotidiano.

1. Escucha tu cuerpo, no solo tus pensamientos

Tu cuerpo te avisa antes de que explotes: tensión, respiración entrecortada, mandíbula apretada, aceleración…
Observar esas señales te permite pausar antes de reaccionar.

2. Respira antes de responder

Una respiración profunda, lenta, sostenida, puede ayudarte a bajar la intensidad de un momento tenso y volver a ti.

3. Permítete sentir sin juzgarte

Estás cansada, frustrada, sensible… no eres mala madre por eso.
Eres humana. Y mereces sostén también.

4. Cultiva microespacios de autocuidado

No necesitas una hora de yoga. A veces basta con 3 minutos a solas, una taza de té sin interrupciones, o moverte un poco con conciencia.

5. Practica autocompasión activamente

Háblate como hablarías a una amiga que lo está dando todo.
No te juzgues por no estar bien todo el tiempo.
No viniste a sacrificarte. Viniste a vincularte.


¿Y si tu mayor regalo como madre no es hacerlo perfecto, sino mostrarte humana?

Cuando tú te regulas, tus hijos lo sienten.
Cuando tú te cuidas, aprenden a cuidarse.
Cuando tú te hablas con compasión, ellos también aprenden a tratarse bien.

Criar desde la autoexigencia te rompe.
Criar desde la regulación y el amor propio… te transforma. A ti, y a ellos.


Te acompaño si necesitas un espacio para ti

Si estás al borde, si sientes que te estás olvidando de ti para intentar sostenerlo todo… este trabajo es para ti.

Acompaño a madres como tú a:

🌱 Regular su sistema nervioso
🌱 Reconectar con su cuerpo
🌱 Practicar autocompasión sin culpa
🌱 Recuperar su espacio interno

👉 Puedes empezar con una sesión individual o unirte a mi programa grupal con otras mujeres que también están transitando este camino.

Tu bienestar no es un lujo.
Es la base de una crianza consciente, amorosa y real.

Con cariño,
Noemí